Por: *Juan Carlos Aderman
Vicepresidente de Transporte para Latinoamérica
DHL Supply Chain
El sector del transporte en Latinoamérica se enfrenta a un conjunto de desafíos que, aunque significativos, también presentan oportunidades valiosas para el crecimiento y la innovación. A medida que la región avanza hacia una mayor integración económica y un desarrollo sostenible, es esencial abordar las limitaciones actuales y aprovechar las tendencias emergentes en el mercado.
Uno de los principales desafíos es la necesidad de mejorar la infraestructura para vehículos eléctricos o híbridos, y con ello vendría por añadidura el incremento de los beneficios medio ambientales que ofrecen, así como su uso.
Con más de 3.6 millones de kilómetros de carreteras en Latinoamérica[1], la falta de instalaciones adecuadas limita la capacidad de las empresas para implementar soluciones de transporte más ecológicas. La dependencia de combustibles alternativos, como biodiésel y gas, se vuelve crucial para extender el uso de flotas eléctricas en trayectos más largos. Sin embargo, esta situación también abre la puerta a la inversión en infraestructura, lo que no solo modernizará el transporte, sino que también impulsará el desarrollo económico local.
A pesar de los desafíos, debemos ser conscientes que Latinoamérica es una región fuerte que ofrece oportunidades de negocio y crecimiento verdaderamente notables. La demanda del comercio electrónico continua y con ello la expectativa de la entrega es la inmediatez; además de las especificaciones técnicas del sector salud, como la cadena de frío para medicamentos y tratamientos especializados, los cuales requieren un transporte que cumpla con estándares específicos de refrigeración; y sin dejar de lado la demanda del Inbound to Manufacturing, una práctica fuertemente presente en países como México, Brasil, Chile y Colombia, están impulsando la evolución regional de la industria logística. Tras ser evaluado en aproximadamente 540 mil millones de dólares en 2019, se proyecta que el mercado logístico de América Latina alcanzará casi 785 mil millones de dólares para el 2027[2] y esto obviamente no sorprende.
En este contexto, la adopción de tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos, se convierte en un factor clave para optimizar las operaciones logísticas. Por un lado, a través de la Inteligencia Artificial las empresas podemos anticipar la demanda de productos (muy importante ahora que estamos próximos a la temporada alta), además del diseño y optimización de rutas para la eficiencia de tiempos y reducción de incidencias. Así mismo, el análisis de datos en soluciones de cadena de frío puede contribuir al monitoreo constante de las temperaturas y a las condiciones de transporte, lo que es crucial para garantizar la calidad de los productos médicos.
Con esto en mente, la integración de tecnologías emergentes en la logística no solo facilita la adaptación a las cambiantes demandas del mercado, sino que también posiciona a las empresas para aprovechar las oportunidades en nuestra región.
Además, la colaboración entre empresas y la formación de alianzas estratégicas son esenciales para enfrentar los desafíos y capitalizar oportunidades. La creación de redes de transporte interconectadas, donde diferentes sectores industriales trabajen juntos, puede mejorar la eficiencia y la efectividad de las operaciones logísticas. Por ejemplo, la iniciativa de utilizar bicicletas en entornos urbanos, como se ha hecho en Colombia, es un claro ejemplo de cómo las soluciones innovadoras pueden ser replicadas en otros países, optimizando la entrega en áreas urbanas con alto nivel de tráfico y congestión vial.
Asimismo, la implementación de flotas eléctricas en Brasil y México, que se enfocan en la distribución de e-commerce y salud, demuestran cómo la inversión en tecnología puede transformar la logística y reducir la huella de carbono. En Chile, el uso de un sistema de “White Glove” para entregas de productos premium, resalta la importancia de personalizar los servicios logísticos según las necesidades del mercado. Estas iniciativas no solo mejoran la calidad del servicio, sino que también fomentan un entorno colaborativo que beneficia a todos los actores involucrados en la cadena de suministro.
En conclusión, el sector del transporte en Latinoamérica se encuentra en un punto de inflexión. Si bien enfrenta desafíos significativos, también tiene la oportunidad de innovar y adaptarse a un mercado en constante evolución. La clave para el éxito radica en la capacidad de las empresas para invertir en infraestructura, adoptar tecnologías avanzadas y colaborar de manera efectiva. Al hacerlo, no solo mejoramos las operaciones, sino que también contribuimos al desarrollo sostenible de la región y a la creación de un futuro logístico más eficiente.
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[1] Carreteras. Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe
[2] Logistics market value in Latin America from 2019 to 2027. Statista



