El impacto del boom del e-commerce en los puertos

Por *Pamela de la Vega Tirado
pameladelavegatirado@gmail.com

Cuando pensamos en comprar en estos tiempos casi siempre lo hacemos a través de una tienda en línea, cómodamente desde nuestro celular, incluso, desde nuestro auto mientras esperamos que el semáforo se ponga en rojo, ¡solo damos un clic y listo! Milagrosamente, nuestra compra llega en 24 horas o a veces en menos tiempo.

Comprar nunca ha sido tan sencillo. La experiencia de compra se ha vuelto muy fluida, pero los compradores nunca se preguntan cómo llega su producto, porque la facilidad de la compra va de la mano con la exigencia como proveedores para que llegue rápido y en perfecto estado.

Pero detrás de cada compra en línea hay un mundo invisible, al menos invisible para la mayoría de los consumidores, y va de la mano con una presión brutal sobre la infraestructura logística, porque la compra es inmediata pero el trayecto físico que recorre este pedido se ha vuelto cada vez más complejo.

El comercio electrónico no solo ha transformado la forma de comprar; ha forzado a la logística a reinventarse. Y en ese proceso, tres eslabones han quedado bajo una tensión constante: los puertos, las terminales externas y la última milla.

PUERTOS EN LA ERA DEL CLIC: ENTRE MACRO VOLÚMENES Y MICRO TRANSACCIONES

El 90% del comercio mundial se mueve por vía marítima. Y en la era digital, los buques ya no solo traen grandes cargamentos para mayoristas, sino una mezcla compleja de productos que terminarán en las manos de miles de consumidores individuales. Esta fragmentación del volumen complica la operación portuaria.

Los puertos fueron diseñados para manejar flujos estables, cargas a granel, contenedores de gran volumen. Pero el e-commerce exige una logística fragmentada, frecuente y urgente. Contenedores que traen mercancía para cientos de destinatarios requieren procesos aduanales más detallados, espacios de almacenamiento más flexibles y una muy fina coordinación entre actores.

Además, en muchos países latinoamericanos, los puertos operan al límite de su capacidad. La falta de inversión, la burocracia y la desarticulación entre actores públicos y privados generan cuellos de botella constantes. Cada retraso en puerto se convierte en un efecto dominó que colapsa al resto de la cadena.

TERMINALES EXTERNAS: LOS PULMONES IGNORADOS DE LA LOGÍSTICA

Ante la saturación portuaria, las terminales externas han surgido como una solución imprescindible. Funcionan como extensiones del puerto, liberando espacio, organizando la salida de mercancías y gestionando maniobras con mayor agilidad. En el contexto del e-commerce, su rol es aún más estratégico.

Gracias a las terminales externas, los importadores pueden planificar entregas fuera de horarios portuarios, reducir costos por almacenaje, evitar penalizaciones por demoras y mejorar la eficiencia de carga y descarga. También facilitan el cumplimiento de ventanas logísticas exigidas por los marketplaces digitales.

Sin embargo, las terminales están operando con una visión más reactiva que estratégica y no por culpa o falta de visión de estas terminales. En realidad, lo que existe es un desfase entre el crecimiento explosivo del comercio electrónico y la visión sistémica que se debería tener sobre la función de estas terminales y su integración como eslabón al resto de la cadena.

Durante años se les ha visto simplemente como zonas de resguardo y maniobra, no como actores clave en la eficiencia logística nacional e internacional. Esta subvaloración ha limitado su capacidad de respuesta al congestionamiento portuario.

LA ÚLTIMA MILLA: DONDE TODO SE JUEGA

La última milla es el tramo final de la entrega, desde el centro de distribución hasta el cliente. Es, a la vez, el más corto y el más costoso. Representa hasta el 53% del costo total del envío y es donde el consumidor forma su opinión definitiva sobre la experiencia de compra.

En entornos urbanos desorganizados, con tráfico caótico, falta de infraestructura vial y ausencia de planeación logística municipal, la última milla se vuelve un campo de batalla. Los operadores deben entregar rápido, sin errores, en horarios acotados y sin margen de fallos.

Y aquí se nota todo lo anterior. Si el puerto demoró, si la terminal no liberó a tiempo, si la carga no fue bien etiquetada o clasificada, la entrega final falla. El cliente no sabe ni le interesa si hubo congestión en la aduana o si el sistema informático se cayó. Solo sabe que su pedido no llegó.

DEL “CLIC” A LA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

El consumidor moderno ha sido entrenado para exigir inmediatez. Las grandes plataformas tecnológicas han prometido entregas en 24 horas o menos. Y esa promesa está ahora sobre los hombros de un sistema logístico que apenas está saliendo del modelo tradicional.

El e-commerce no puede seguir creciendo sin que crezca también nuestra visión logística. Los gobiernos deben entender que invertir en puertos, aduanas, conectividad ferroviaria y terminales externas no es un gasto: es una condición para la competitividad. Las empresas deben mirar más allá de sus plataformas digitales y comprender que sin logística, su promesa de valor se desvanece.

Y los consumidores también debemos aprender a valorar esa cadena invisible. Porque cada vez que un pedido llega a tiempo, hay docenas de personas y sistemas operando para que eso fuera posible.

TECNOLOGÍA + LOGÍSTICA O PROMESA ROTA

La tecnología ha democratizado el acceso al consumo, pero también ha acelerado las exigencias sobre un sistema logístico que no ha evolucionado
al mismo ritmo.  Si no se invierte de manera urgente en puertos más inteligentes, terminales externas mejor conectadas y soluciones sostenibles para la última milla, lo que hoy es una ventaja competitiva mañana será una fuente de frustración masiva.

El comercio electrónico avanza más rápido que la capacidad portuaria en América Latina. Si no redefinimos el rol de las terminales externas y la última milla, quedaremos fuera de la competencia global.

*Pamela tiene más de 20 años de experiencia en el sector portuario tanto en empresas públicas como privadas en temas de relaciones públicas, marketing, ventas y responsabilidad social. Es autora del libro: De Novato a Profesional: Guía para Impulsar tu Desarrollo Profesional. Si quieres continuar la conversación con Pamela, la puedes contactar vía LinkedIn.

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